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Diario de una climatérica (Parte 2): Intentando poner orden en el caos

Septiembre del 2025

Son las 7:40. Amanece ante mí. Jaizkibel, mi querida montaña me mira mientras el negro azabache que portaba hace poco, va descubriendo sus colores de otoño. No estoy durmiendo bien. Me despierto, hago pis, tengo sueños tremendos… podría achacárselo a mi recién estrenada etapa vital; sin embargo, creo que es más justo decir que las cientos de cosas que me ocurren durante el día (y la profundidad con la que las puedo sentir últimamente), me tienen entretenida purgando(me) durante la noche.

Ha sido bello recibir mensajes de compas-cómplices tras mi salida del armario como ser climatérico. Me han contado sus procesos, he podido compartir cansancios varios y, sobre todo, validar la confusión que este momento puede traer asociada. Ha sido muy bello sentirme acompañada, arropada. He recordado mucho mi menarquia. La entrada en esta fase actual está siendo todo lo contrario a aquel entonces; aunque igual se siente ciertamente caótica, no estoy ni me siento sola como me sentí a mis tiernos y solitarios 14 años.

Algunos mensajes que he recibido me han hecho darme cuenta de que la palabra climaterio aún genera confusión. Lo entiendo. Es normal en este sistema violentamente lineal en el que aún tiene muy poca importancia todo lo que tiene que ver con el útero y el ciclo menstrual, y más aún, si de lo que estamos hablando es de este proceso que lleva implícitos temas como: hacerse mayor (la vejez), dejar de ser ‘fértil’ (fisiológicamente) o, incluso, considerando el rol reproductivo al que el sistema nos impulsa, el sentido de la vida misma.

Un poco de orden conceptual

No es mi intención entrar en detalles técnicos respecto a estas fases post-ciclicas. De hecho, considero que las claves más importantes para llenar de contenido estos conceptos son nuestras narrativas y derivas propias1. Como llevamos tiempo diciendo por aquí: “La revolución cíclica será juntas y con nuestros relatos por delante, o no será”.

Además, estoy muy cansada de navegar por la red buscando coño-información (confieso que aún no he leído un solo post ni un solo libro relacionado con este tema… lo confieso también: estoy cansada de desbrozar campos de zarzas lineales, pero de esto te hablaré en otra ocasión), sin embargo, he realizado una pequeña investigación de la que he rescatado estas claves:

  • Premenopausia: Se trata de todo el tiempo cíclico (o, como ya he argumentado anteriormente, la etapa limitantemente mal llamada ‘etapa fértil’). Pre– indica ‘anterior a’, o sea, desde el momento en el que llega nuestra menarquia, somos premenopáusicas en potencia.

*Esta fase dura desde la adolescencia hasta el inicio de la perimenopausia (generalmente, hasta finales de los 30 o principios de los 40).

  • Perimenopausia: Es la etapa de transición hacia la menopausia. Peri– significa ‘alrededor’. Es el periodo en el que el cuerpo comienza a dar señales de que se acerca el fin de la etapa cíclica. Es cuando aparecen la mayoría de los síntomas que popularmente se asocian a la menopausia.

*Suele comenzar entre los 40 y 45 años y puede durar entre 2 y 10 años (con un promedio de 4 años). Termina cuando se cumple 1 año completo sin menstruación.

  • Menopausia: La menopausia es la última (ultimísima) menstruación. Ha de pasar un año completo (12 meses) para confirmar que este momento ha llegado. La menopausia es una fecha concreta que podemos identificar a posteriori, no esel proceso en sí.

*La edad promedio de la menopausia natural es alrededor de los 51 años (puede variar entre los 45 y 55 años).

  • Climaterio: Podríamos decir que es el periodo más amplio que engloba toda la transición desde el final de la etapa cíclica hasta después de que acontezca el día DE la menopausia. Incluye el último tramo de la premenopausia, la perimenopausia y la posmenopausia.

*Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, esta fase, en total puede durar entre 8 y 10 años.

Así que está claro. Estoy climatérica y orgullosa de ello. No hay duda de que los conceptos también me dan la razón…

Tras aclarar este posible enredo mental llamando a cada cosa por su nombre, y ya sumergiéndome en este nuevo caos (visceral) que se me ha abierto al no saber, y por tanto, en parte, al no poder controlar-me ciclicamente (de esto también te hablaré en otra ocasión), me he dispuesto a dar pasos en busca de ‘algún’ orden, de alguna luz, de pistas que validen fisiológicamente cuerpo adentro, cómo estoy.

Una visita a la médica…

¿Qué es lo primero que hace cualquier persona que se siente insegura ante una mutación de su cuerpo? Pues eso, ir a ver qué opina la medicina hegemónica. Fui sin expectativas. Aunque considero la importancia vital de defender (con uñas y dientes) la sanidad pública, tras haber tenido mis propias vivencias y haber escuchado cientos de relatos sobre cómo se ‘acogen’ (o más bien se ignoran) los dolores, movimientos y alaridos de nuestros úteros, ir con expectativas hubiera sido aun más catastrófico. Pero, por supuesto, debía intentarlo.

“-Hay que esperar un mínimo de 3 meses completos para hacer la analítica y hacerle seguimiento a una posible amenorrea2. “-¿Serán 3 ciclos, no? Es que yo en unos días los cumplo” (Era mi día 62, considerando que mis ciclos eran de 23-25 días, valoro que ya estoy cerca de los 3 ciclos). “-No, 3 meses, 90 días”. Pienso en lo cuadrada que es mi doctora. “-Además, al tener más de 40, ya no se considera menopausia precoz y no hay nada más que hacer. Los análisis solo nos dirán si tus hormonas están correctas, nada más. No hay más pruebas posibles que podamos hacer. Nada.” Fin.

Cuando terminábamos, ella anotó en el ordenador el volante para los análisis el día correspondiente (3 meses, que no tres ciclos…, cosa que aún no puedo entender y que aunque insistí para que viera que 3 ciclos sería la medida ‘justa’ si hablamos de ciclicidad propia, no hubo manera), y se acabó. El páramo se abrió ante mí en ese momento. Ese desierto que, aunque sabía que es lo que la medicina convencional aún hoy en día ofrece para nuestros queridos úteros, no quería ver. Ok. Esto check. Seguimos para bingo.

Bingo

El día 70 del ciclo, una mañana de un jueves bien lleno de reuniones e historias, llegó la sangre. Solté unas pocas lágrimas sentada en la taza del váter. Y aunque había pensado en que el día que viniera la sangre otra vez (si es que venía), me lo tomaría de ‘Insumisión menstrual3, los pi-pi del teléfono, las reuniones que siguieron y la ya no-capacidad de agendarme en cíclico que se ha abierto ante mí, me dejaron con las ganas de tirarme en el sofá puestas. Las reuniones fueron bien y finalmente fue un día bello. Honré mi sangre, le di las gracias a mi cuerpo. Una voz dentro de mí rogó volver a la ‘normalidad’ cíclica; otra, supo abrazarla y decirle que será lo que tenga que ser.

Mi agenda se ha vuelto a pintar de colores. Han sido más de 40 días de premenstrual (o algo así). Mi sangre ha durado lo que habitualmente, y la cantidad diría que ha sido parecida a ciclos anteriores.

Los días siguientes he estado escuchando una vocecita dentro… ‘¿Y ahora qué?’

‘Veremos’, me contesto. De momento, voy a visitar a mi acupuntor a ver qué opina y veré a ver si ahora, habiendo sangrado ya, consigo hacerme los dichosos análisis hormonales.

Gracias por leerme y seguir cerca, compa, y por supuesto, si te apetece cuéntame sobre tus pistas y derivas en estos caminares post-ciclicos 😉

E.

pd: Aunque no he estado muy presente por aquí, he estado compartiendo a mi ritmo por el canal de Telegram del proyecto. ¡Vente! t.me/viviendoenciclico

pd2: El dibujo es una de las muchas acuarelas que he realizado durante este tiempo. En gran parte, he sustituido el escribir y publicar por la pintura, y la verdad, me ha sentado de maravilla.


1Por lo que, si no estas de acuerdo con lo que comparto, si tu vivencia es otra o si te apetece compartirme cómo lo vives tu, estaré encantada de leerte en los comentarios o vía email (enara@viviendoenciclico.com)

2Amenorrea es la ausencia de menstruación por una causa concreta sea esta conocida o no.

3Insumisión menstrual le llamamos a no hacer nada (o hacer lo menos posible, o hacer lo que nos da la gana) el día que llega la menstru.

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