[et_pb_section bb_built=»1″][et_pb_row][et_pb_column type=»4_4″][et_pb_text _builder_version=»3.19.3″]
Abordar este tema se me antoja como hablar del origen mismo del universo. Alguna vez he pensado que podría haber sido filósofa, y es que es uno de mis hobbies que últimamente se ha visto inspirado por la serie Merlí (¿La has visto? ¡Te la recomiendo!). En este post mi intención es ir concretando algo abstracto y seguir ubicando nuestro entorno para así no perdernos de vista. Por lo que dale la vuelta al reloj de arena, y ¡vámonos!
Cuerpo(s) y segundos, ambos finitos
Vinimos a la Tierra (sea como sea esto, que podríamos filosofar también largo y tendido) con un cuerpo y unos segundos de vida. Y aquí estamos, en un tiempo que no durará un eón[1] (o si), con unas carnes que alguna vez serán polvo y en un planeta que aunque el capitalismo neoliberal nos vende sin límites, todas (y todos) sabemos que los tiene.
Todo muy optimista, ¿eh? No, en serio: Somos finitas, y nuestro tiempo también.
El tiempo es tan elástico como denso. Coincidirás conmigo en que hay días que se pasan en un abrir y cerrar de ojos, y otros en los que parece que hubiera pasado toda una eternidad. Sea como sea, LOS TIEMPOS SON NUESTROS, aunque al igual que nuestras carnes morenas, los relojes también sufren de una conquista capitalista sin precedentes que nos hace vivir en la angustia del ‘no llego’, ‘no me da tiempo’… Tener esto bien presente, continuará acompañándonos a tener los ladrones de tiempo muy en cuenta para continuar ubicando cuales son nuestras decesidades y prioridades, y sobre todo, para saber de qué maneras gestionamos nuestro bien más preciado: El tiempo.
La era del aburrimiento que nunca llegó
Tal y como expone Bregman en el libro ‘Utopía para realistas’: “George Bernar Shaw, el dramaturgo galardonado con el Nobel, predijo en 1900 que, a ese ritmo, en el año 2000 los obreros solo trabajarían dos horas diarias.”[2]
Se estimaba que dado el crecimiento de la robótica y las tecnologías (que nacían entonces), el tiempo dedicado al trabajo remunerado y productivo iría disminuyendo, y que en consecuencia podríamos darnos a la vida contemplativa y desarrollar nuestros talentos en el arte, el placer o que sencillamente tendríamos que aprender a lidiar con el aburrimiento. ¡¿Puedes imaginártelo?!
Sospecho que en aquella época no pensaban en viajes de 10 días que recorren el mundo, ni en pantallas gigantes en cada hogar, ni en ropas cambiantes por ‘cada temporada’… Por ello, lo que pensaron era que para cubrir las necesidades que ahora llamamos básicas y que en aquella época eran el «todo necesario para la Vida», con trabajar 8 horas semanales sería suficiente.
Lo que ha resultado ha sido todo lo contrario. Bajo mi punto de vista, además de porque las políticas feroces legitiman e impulsan las desigualdades y el empobrecimiento brutal al que somos sometidas con la precarización de los empleos remunerados (y al que a la vez sometemos a la parte del mundo ‘que no vemos’), ha sido porque (parece ser que) cada vez necesitamos más y más cosas para vivir además de porque nos han contado que la acumulación capitalista es el fin mismo de la Vida. Y aquí nace la primera pregunta (que siempre abre más y más interrogantes): ¿De veras que las necesitamos? ¿De veras que el tiempo invertido en trabajo productivo para la adquisición de todas estas cosas, merece la alegría? ¿De veras que no hay otras ‘cosas’ que podamos/queramos acumular/vivenciar/experimentar usando ese mismo tiempo?
El tiempo (también) es político
Al igual que cada uno de nuestros cuerpos, el tiempo, los tiempos que tenemos también son políticos. Con esto quiero decir que el uso (o desuso) de estos hará que lo que hagamos con ellos nos lleve en una dirección o en otra. Y también hará que el planeta entero gire en determinada dirección.
El tiempo, es economía, porque como te digo el empleo que demos a cada uno de nuestros segundos, determinará en gran medida el rumbo de nuestras vidas. Y no quiero confundirte con esto, sabes bien que no abogo por (y que me estoy quitando del) productivismo con perspectiva/intención acumulativa. No se trata de trabajar más horas ni con más intensidad, sino de poner el foco en donde invertimos el tiempo y en donde colocamos el dinero que obtenemos mediante el uso de éste.
Desde los feminismos hablamos de la conquista de los cuerpos, y en mi opinión, también los tiempos requieren de una reconquista. Todo está (todo el tiempo, valga la redundancia) atravesado por un capitalismo que se nos inserta desde el iris, nos vibra por todo el cuerpo y finalmente se enraíza en nuestros cerebros en cuanto vemos por ejemplo, un anuncio. Entonces, ¿qué hacemos con esto? ¿Cómo rompemos esta seducción dañina que a cada rato sentimos en nuestras entrañas?
Sé que la cosa esta chunga, que la precarización (y falta de valor) de los trabajos nos deja en bragas constantemente y que muchas ‘no llegamos’ (pronto más sobre este temón que es el dinero). Sabes que mi propuesta es decrecer y si es acuerpadas, mucho mejor. Y no como forma de ‘austeridad’, ni impulsadas por las políticas ‘austericidas’, sino más bien como una decisión hacia la Vida que merece ser vivida, tanto individual, como colectivamente. Porque las formas de consumo de este nuestro occidente no se sostienen, y porque si además, para vivir de esta forma tenemos que invertir tanto tiempo en trabajos que no nos gustan, ¿acaso no merece esto una parada reflexiva?
Tiempos al MAPA
¿Recuerdas el Mapa del tesoro? Aquí tienes este post. ¿Lo hiciste? (Bueno, ahora también puede ser un buen tiempo para hacerlo).
Rescátalo y observa aproximadamente el tiempo que dedicas a cada uno de tus satélites, tomando por ejemplo la medida de una semana.
¿Cuánto tiempo dedicas a tu(s) trabajo(s) remunerados? ¿Cuánto a los cuidados de otras personas o a las relaciones que te nutren? ¿Cuánto a tu propio cuidado y a la atención de tus decesidades?
Recuerda que NO HAY JUICIO POSIBLE, ESA ES TU REALIDAD y ES BIEN. Si observas que hay algo que te gustaría modificar, márcalo y estate bien atenta a los tiempos que le dedicas a esto. Un pie tras otro, no hay ningún sitio al que llegar, y lo más importante, no hay prisa para hacerlo. Porque la prisa es otro mecanismo capitalista, y tomarnos nuestros tiempos propios (los del Cuerpo, los de los procesos que nos indican que estamos en la Vida) es resistencia y subversión cuidada.
Aquí encuentras la segunda parte de este post ‘El Tiempo/Los Tiempos (Parte 2)‘.
[1] Eón: En filosofía, período de tiempo indefinido e in-computable.
[2] ‘Utopía para realistas’. Rutger Bregman (Ed. Salamandra). Pag.121
En que me ando…
El día 27 de Octubre estaré en Torrelavega participando en el IV Foro Cántabro por el Cambio, será en Cima Torrelavega (Paseo Rochofort Sur Mer S/N), a partir de las 10:00. Estaré junto a otras Compas muy interesantes hablando sobre el proyecto en el espacio titulado: «Experiencias feministas en la económica de mercado: Hacia una economía Feminista«. (Entrada libre). ¡Nervios y ganas! Si vienes porque lo has leído por aquí, POR FAVOR, ven y nos abrazamos:)
El 10 de Noviembre estaré también en Cantabria (ampliando horizontes). Esta vez estaré junto a Izaskun Zarrandikoetxea (de Mundo Ivaginario) en un taller titulado «Conociéndonos para disfrutarnos» que organizan «Mujeres jóvenes Cantabria». Le daremos espacio a la Cultura Menstrual, y que sea tejiendo redes colaborativas, ¡me entusiasma! Tienes más info, AQUÍ.
¿Qué tú también quieres que nos encontremos y que sigamos creando Cultura Menstrual y Economía Feminista? AQUÍ tienes mi propuesta, y si tú tienes otra, cuéntame e hilamos juntas 🙂 (Me contactas desde AQUÍ).
[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]